Podrías estar gastando más dinero del que debes en calefacción o aire acondicionado si tu termostato no está bien calibrado o muestra temperaturas incorrectas. La calibración del termostato puede controlarse fácilmente usando un termostato secundario que sepas que funciona bien.

Compra un termómetro común de vidrio que utiliza mercurio y pégalo a la pared al lado del termostato.

Espera que pase una hora completa para asegurarte de que el termómetro se haya ajustado al ambiente y de una lectura de temperatura correcta. Compara la temperatura del termómetro pegado a la pared con la del termostato para ver si éste funciona bien.

Tira del cierre que sostiene la cubierta del termostato en su lugar. Utiliza una botella de aire enlatado para quitar cualquier partícula de polvo que pueda estarse atorando en los mecanismos internos del termostato. Suavemente limpia la tierra con una toalla de papel.

Utiliza un destornillador para quitar los tornillos que sostienen la unidad a la pared y luego quita todo el termostato. Fíjate si hay algún espacio vacío alrededor de los cables que salen de la pared y se conecta al termostato. Llena el espacio con masilla para evitar que el aire pase por allí y baje artificialmente la lectura del aparato.

Vuelve a colocar el termostato en su lugar y vuelve a conectar los tornillos. Fíjate si el termostato usa un recipiente vidrio de mercurio. Asegúrate de que esté perfectamente derecho. Ajusta el recipiente para que esté recto si estaba inclinado hacia algún lado. Vuelve a colocar la cubierta y espera otra media hora antes de controlar otras vez la lectura.

Reemplaza el termostato por completo si aún sigue leyendo mal la temperatura.

Consejos

Coloca una capa de toallas de papel entre el termómetro de vidrio y la pared para evitar que el calor altere la lectura.