Todos hemos estado allí antes. El auto se está sobrecalentando pero no sabes cuál es el problema. Mientras que muchas personas entran a ver que pasa, asumiendo lo peor y remplazando cada parte bajo el capó, una parte pequeña de bajo costo es a menudo la culpable, sobre todo en coches más viejos. Los motores de refrigeración líquida tienen un termostato que evita que el líquido refrigerante entre en el motor mientras se calienta y permite que entre una vez que está caliente. Si el termostato no funciona, o no cierra, el refrigerante no fluirá libremente hacia el motor y éste se calentará. Simulando el calentamiento del motor fuera de él, puedes saber si el termostato tiene la culpa de tus problemas.

Revisa si el termostato de tu automóvil está funcionando

Abre el capó y ubica el termostato de tu vehículo. El termostato se ubica generalmente dentro de una manguera entre el radiador y el motor. Es redondo y mide cerca de dos pulgadas (5,08 cm) de diámetro.

Usando un juego de llaves, desatornilla el termostato y retíralo del vehículo.

Coloca el termostato en una olla con agua y comienza a calentarlo. La mayoría de los termostatos están ajustados para operar justo por debajo del punto de ebullición. A medida que el agua se calienta mira el termostato de cerca. Justo antes de que el agua comience a hervir un termostato que funcione se abrirá para permitir que el refrigerante entre en el motor. Un termostato atascado no se abre.

Cambia la parte si el termostato no se abre. Si se abre, colócalo de vuelta en tu automóvil; tienes un serio problema y debes llevarlo al mecánico.

Consejos

Si el termostato está dañado, y lo remplazas, puede que no sea el único problema del motor. Mantén un ojo en los medidores. Nunca manejes un automóvil si la temperatura es más alta que la normal para su operación.

Advertencias

El refrigerante en un automóvil sobrecalentado se torna muy caliente. Ten cuidado. Deja que el motor se enfríe antes de quitar el termostato del vehículo.