Tu coche ha estado en reposo durante un par de semanas y de repente te das cuenta que los discos de freno están oxidados. En lugar de patear los neumáticos y preocuparte por la cantidad de dinero que vas a tener que gastar en nuevos discos, verifica primero para encontrar la causa del problema e incluso, quizás una solución más barata.

Mira bien de cerca. El óxido aparece cuando hay demasiada humedad y reacciona químicamente con el metal de tus discos y por lo general, sólo se produce si el coche tiene suficiente tiempo para estar sin uso y oxidarse.

Echa un vistazo a las pastillas de freno. Si tu vehículo ha estado en reposo durante un tiempo, echa un vistazo a las pastillas de freno y a la superficie de los discos. Si las pastillas no parecen tener residuos de óxido, es probable, que el mismo sea superficial. Si los discos sólo tienen óxido en las superficies expuestas al aire, a diferencia de grandes manchas de óxido, los mismos están simplemente respondiendo a los elementos.

Consulta tu calendario. El tener discos de freno oxidados causará un problema, pero si el óxido parece superficial, la razón de esto podría ser que no hayas secado correctamente tu vehículo. La lluvia, la nieve o conducir en zonas inundadas, también puede causar esto.

Conduce tu vehículo. Si has revisado tu vehículo y luego los has dejado reposar durante una semana o más, saca el coche. Si hace unas semanas los discos de los frenos no estaban oxidados, las pastillas de freno eliminarán el mismo cuando conduzcas el coche. Si el óxido parece estar comiéndose los discos, entonces necesitarás reemplazarlos.

Comprueba los discos en cada uno de los frenos y verifica cuáles están oxidados antes de sustituir todos los discos, ya que sólo uno o dos pueden estar seriamente afectados.