Con la eliminación gradual de los focos y luminarias incandescentes, cada vez verás más lámparas fluorescentes compactas (compact fluorescent lamps o CFL) y lámparas de diodos emisores de luz (light-emitting diode lamps o LED) en el mercado. También conocidas como focos ahorradores de bajo consumo, las CFL contienen pequeñas cantidades de mercurio y deben eliminarse con cuidado; casi siempre colocándose en contenedores de desechos peligrosos o entregándose directamente en centros de reciclaje. Las CFL encajan en los portalámparas para focos estándar, pero utilizan menos electricidad que los focos comunes incandescentes. A pesar de que las lámparas fluorescentes compactas pueden durar años, sus electrodos y balastos seguramente fallarán en un momento dado.

Activa el interruptor y espera unos segundos. Si la bombilla fluorescente no se enciende, apaga el interruptor. Prueba con otra luz. Si se enciende, entonces has descartado un corte de energía eléctrica en tu área.

Gira el foco fluorescente hacia la derecha para ver si está firmemente asentado en el soquete. Si aún no enciende, significa que el foco no está flojo.

Revisa tu caja de fusibles y confirma que el interruptor correspondiente esté bien colocado en la posición de "encendido ("on"). Si no es así, desliza el interruptor a la posición correcta. Si el foco no enciende, habrás descartado un problema en el circuito.

Cambia la bombilla fluorescente por una nueva. Activa el interruptor de encendido. Si la luz se enciende después de unos pocos segundos, sabrás que el foco que tenías puesto antes está fundido.

Consejos

Muy de vez en cuando, una bombilla fluorescente fundida emitirá un olor acre y quizá hasta un poco de humo. En muy raras ocasiones, el foco se incendiará o bien a la altura del balasto o en el extremo del portalámpara. Esto sucede debido a una mala fabricación o al sobrecalentamiento del balasto causado por el uso inadecuado del foco.

Advertencias

No utilices lámparas fluorescentes compactas en accesorios de iluminación que tengan pantallas cerradas de vidrio o plástico, a menos que estén específicamente diseñadas para ese uso. Si lo haces, te arriesgas a generar sobrecalentamiento, fallas inmediatas e inclusive incendios.