El sistema de aire acondicionado de un automóvil enfría el habitáculo utilizando gas refrigerante comprimido. El gas se comprime utilizando un compresor que es movido por una polea que se conecta al motor por medio de una correa. Cuando el sistema de aire acondicionado deja de funcionar, suele deberse a un problema con alguno de estos componentes. Sin embargo, reparar el sistema puede resultar costoso. Por lo tanto, antes de reemplazar alguno de los componentes, es aconsejable que primero intentes identificar y solucionar el problema por tu cuenta.

Abre el capó del vehículo y encuentra la correa del motor. Se trata de una correa larga que pasa por varias poleas, incluyendo la del compresor del sistema de aire acondicionado.

Observa el estado de la correa. Si se encuentra mellada, deshilachada o dañada de cualquier manera, hazla reemplazar.

Abre el compartimiento de fusibles que se encuentra debajo de la columna de dirección, tirando de la tapa hacia abajo.

Retira el fusible del sistema de aire acondicionado utilizando la herramienta que se encuentra en el compartimento. Observa el diagrama que se encuentra en el reverso de la tapa para identificar el fusible correcto.

Revisa el fusible. Si está quemado, reemplázalo con un fusible nuevo del mismo amperaje.

Enciende el motor del automóvil, gira la perilla del ventilador hasta el máximo, enciende el sistema de aire acondicionado y coloca el control de temperatura en su nivel más bajo.

Escucha con atención para oír el momento en que el compresor comienza a funcionar, esto producirá también una baja momentánea y perceptible en las RPM del motor. Si luego de 15 minutos el aire no sale frío, entonces el sistema necesita una recarga de gas refrigerante. Si el sistema no enciende, entonces es posible que el compresor tenga un problema y necesite ser revisado por un profesional, aunque esto también puede deberse a la falta total de gas en el sistema, causada por una pérdida.