Los automóviles de transmisión manual requieren que el conductor pise el pedal del embrague para mover la palanca de cambios para cambiar las velocidades. Debido a la naturaleza compleja de los coches, un problema con la palanca de cambio puede originarse en varios lugares. La mejor manera de llegar al fondo del problema es llevar a cabo una serie de pruebas de solución de problemas. Sólo entonces se puede determinar el problema subyacente. Los problemas graves, como los de transmisión compleja, requieren de ayuda profesional.

Mira debajo de tu coche y busca por signos de fugas. Esto incluye fugas activas o manchas en el suelo. El cambio necesita lubricación para moverse correctamente. Una resistencia cuando se hacen los cambios, indica un posible problema de lubricación. Si los líquidos de lubricación se escapan, reemplaza el líquido y haz reparar la fuga.

Inspecciona la transmisión si todavía encuentras resistencia mientras haces los cambios. Una pérdida de lubricación seria debido a una grieta o también los tornillos faltantes pueden causar este problema. Constantemente revisa debajo de tu coche por cualquier señal de fugas.

Enciende el coche y pisa el embrague. Verifica si el embrague se desliza o no baja hasta el final (debería tocar el suelo). Cualquier problema aquí afectará directamente a la capacidad de la palanca de cambios para moverse libremente. Los problemas con el embrague se derivan de una placa de embrague desgastada o problemas con el varillaje del mismo. Estas cuestiones requieren la atención de un mecánico profesional.

Deja calentar el coche durante varios minutos antes de realizar los cambios nuevamente. A veces los problemas de los cambios son resultantes de un flujo insuficiente del fluido de la transmisión debido a las bajas temperaturas. Esto, a su vez, impide que la palanca de cambio se mueva libremente. Trata de hacer los cambios nuevamente después de unos minutos.