El propósito de la polea tensora es asegurar que la correa se mueva alrededor de los componentes del motor sin problemas y sin obstrucciones. Una polea defectuosa puede causar daños a la correa y hacer que los componentes no funcionen correctamente; sin embargo, puede ser sustituida en poco tempo con las herramientas correctas.

Chillido

Cuando el motor está al ralentí, una polea defectuosa puede producir un chillido. Esto se debe a que los rodamientos de la polea están fallando. Los rodamientos también pueden hacer otros sonidos como un traqueteo o incluso un ruido sordo, haciendo que el vehículo suene como si hubiera mucho más que una polea rota. El sonido puede ser centralizado a la polea defectuosa para solucionar más rápido el problema.

Agarrotada

Los rodamientos de la polea pueden hacer que la polea quede inmóvil o en algunos casos no pueda girar. La mejor manera de determinar si la polea no se mueve libremente es tomar la correa y girarla con la mano. Si la polea se encuentra trabada, tendrás que reemplazarla. Ten cuidado al quitar la correa de la polea. Asegúrate de que el vehículo esté apagado y la llave no esté colocada.

Recorrido de la correa

Observar la correa a medida que se mueve a través de las poleas también te ayudará a determinar si la polea está defectuosa. Los mecanismos de la polea pueden haberse deteriorado o el agujero en el centro de la polea puede haberse agrandado, haciendo que la polea se tambalee o no se mueva de manera fluida. La polea puede aflojarse o empujar la correa fuera de la polea. Esto indica la necesidad de reemplazarla.

Soporte de la polea

En algunos casos, la polea está bien y no necesita ser reemplazada, pero el soporte que la sostiene en su lugar puede haberse deformado o soltado. Esto hará que la polea se tambalee o que la correa se salga. La polea está sujeta al motor con un soporte. Cuando el soporte se suelta, se puede reemplazar en muy poco tiempo.