El transeje es una parte de casi todos los vehículos con tracción delantera. Elimina la necesidad de manejo pesado ya que transfiere la potencia desde el motor hasta las ruedas delanteras, e incorpora este componente en la misma carcasa que la transmisión, distribuyendo la potencia en las ruedas delanteras. Gracias a esto, los autos con tracción delantera son más livianos y eficientes en cuanto al combustible que los de tracción trasera. Por lo tanto, es importante saber reconocer cuándo está teniendo problemas.

Escucha ruidos indicadores desde el motor mientras el auto está en movimiento. Un mal transeje puede manifestarse en una variedad de sonidos; como chillidos, esmerilado o golpeteos.

Elimina otros problemas que puedan producir ruidos similares colocando el auto en neutro, sin apretar el embrague y escuchando. Si el ruido se presenta en este estado, probablemente es un problema de embrague y no en el transeje. También deberías descartar un problema de alineación. Si se da o desaparece el ruido mientras tomas curvas o parece cambiar cuando aceleras o enlenteces, probablemente debas alinear las ruedas.

Presta atención a los sonidos que hace el auto en quinta. En algunos casos, un auto sonará en quinta con pocas RPM debido a un fluido de transeje defectuoso. Puedes remediar este problema con aceite sintético de calidad.

Evalúa los cambios del vehículo. ¿Es difícil pasar los cambios? Esto podría ser una señal de un transeje malo, especialmente en climas fríos. Si cuando hace frío es difícil pasar los cambios pero luego mejora cuando el auto se calienta, puede ser que hayan malas sincronizaciones en el transeje.

Comprueba el flujo de transmisión al menos cada 6000 millas (9 656,064 km). Si está marrón o negro o tiene olor a quemado, deberías hacer revisar tu transeje por un profesional ya que podría estar sufriendo problemas.